Junio de 2007
Tenía más de £1.000 en la mano. Dinero con olor a nuevo que recién había ganado en mi primer torneo en vivo en mi casino local (llamado burdamente “Rendezvous”, frente al mar en Brighton).
Podía saldar una tarjeta de crédito con eso. Me había estado acomodando de a poco desde mi primer trabajo en el poker, pero el montón de billetes que tenía era MUCHO dinero para mí. Este dinero era inesperado.
Al diablo. Nunca había estado en la World Series of Poker.
Mi dinero y yo nos íbamos a Las Vegas…
Contra todo pronóstico
Efectivamente pagué esa factura de la tarjeta de crédito al final y, si bien estoy muy satisfecha de haber seguido mis impulsos y haber abordado un vuelo a Las Vegas, no te sugeriría seguir mis pasos en una situación como esta. Fue un riesgo, pero en Las Vegas, conocí a la gente que dirigía el European Poker Tour y me terminaron ofreciendo ESE trabajo. Era una gran oportunidad para mí: presentar un programa en la principal red de televisión del Reino Unido. Qué emoción.
La verdad es que me arriesgué mucho y la balanza *no* estaba de mi lado, pero como en el poker, a veces, recibimos recompensas por hacer lo incorrecto en el momento justo. El poker puede explicarnos mucho sobre la vida y, como había comenzado con el poker y la TV sin ninguna capacitación formal, ambos se convirtieron en mis “maestros”, uno del otro.
En la Parte 1 de esta serie, hablé sobre cómo el poker y la televisión me cambiaron la vida. Estas son tres lecciones que aprendí de estos dos maestros exigentes.
Busca nuevas maneras para alcanzar el éxito
Si la mayoría de las personas va en una dirección, necesitas desarrollar habilidades para poder seguir tu propio rumbo.
En el poker, es importante descifrar cómo están jugando los demás para que puedas adaptar tu propio juego. Si te sientas en una mesa salvaje y arriesgada/agresiva, es posible que debas adaptar tu rango inicial. Si tus oponentes sienten temor por apostar dinero y se sienten demasiado nerviosos para comprometerse, es mejor que vayas por el otro camino y levantes la mayor cantidad de pozos por los que ellos no están dispuestos a pelear.
El mismo principio se aplica en la televisión. Hay muchísimas personas a quienes les encantaría trabajar en la TV, y la competencia puede ser feroz. Cuando vivía en Londres, iba a las audiciones y pruebas cinematográficas con cientos de rostros diferentes, y todos ellos querían el mismo trabajo que yo. Entonces ¿cómo me iba a destacar? Comenzó a ser importante que descifrara cuál era el estilo de programa predominante y, luego, encontrar una manera de diferenciarme del resto.
Me di cuenta de que lo que necesitaba era encontrar mi propio estilo y, luego, aprender a adaptarlo a lo que exigiera la situación. ¿Era un programa de noticias serio? Adaptar mi voz para que tuviera un tono algo más bajo solía hacerme sonar más confiable y creíble. ¿Era un anuncio publicitario para un dentífrico? Entonces, relucía una gran sonrisa y hablaba como si nunca hubiera conocido otra cosa que no sea el sol, los gatitos y la paz mundial. Descubre cuál es el mejor estilo que se adapta a la situación y aférrate a él, mientras te aseguras de que no les estés dando exactamente lo mismo que las otras 100 personas que se aprenden nerviosas las líneas en la sala de espera.
Aunque definitivamente defiendo la comunicación con tus pares, la capacitación y la observación de las personas que respetas mientras hacen lo suyo, debes estar seguro de que no te estés convirtiendo en una mera copia de ellos. Las habilidades deben ser TUS habilidades. Debes internalizarlas, comprender cómo y por qué funcionan, y saber cómo adaptarlas. No es cuestión solo de aplicar una fórmula práctica y esperar a convertirte en un experto en algo. Vi a algunos jugadores de poker intentar imitar cualquier truco de magia que funciona para los grandes magos del poker de grandes apuestas y, luego, fracasar miserablemente porque, para ser francos, las habilidades no eran de ellos.
Admira a otros, busca a tus mentores y entrenadores, e incluso ídolos si quieres (Padma Lakshmi, llámame. Hagamos un programa juntos), pero no intentes CONVERTIRTE en ellos. Elige tu propio rumbo.
Dale carácter personal
En el poker, es recomendable meterte en la cabeza de tus oponentes y descifrar qué los motiva para entender qué están haciendo. ¿Están en la ciudad por un fin de semana de apuestas y diversión, y por eso, siguen un juego mucho más agresivo? ¿Están esperando ganar el mínimo en efectivo porque acompañan a otras personas y es mucho dinero para ellos? Los jugadores de poker no son solo una masa de personas sin rostro, aunque la tendencia ahora en la cultura popular es estereotipar a todo el grupo como genios matemáticos antisociales que usan capuchas. Descubre quién está sentado delante de ti. Todos tienen una historia.
Me gusta conversar un poco entre mano y mano, y conocer quiénes son las personas. Francamente me fascinan las historias de vida, y algunas personas que juegan al poker, en especial, suelen ser geniales. Puedes obtener información sobre su estilo de juego a partir de lo que dicen también, así que mantente atento para escuchar cualquier cosita que se les escape.
A menos de que seas un profesional absoluto, no recomiendo hablar durante una mano para obtener información. Es claro que, si se trata de un pozo múltiple, hablar durante la mano no es una buena idea en absoluto. Incluso cuando estés mano a mano, sin embargo, hay grandes posibilidades de que estés develando más información de la que estás recibiendo. Así que guarda la charla para los momentos en los que no haya cartas en juego.
Cuando trabajas en la TV, se aplica el mismo principio. Si tratas a todas las personas que entrevistas como si fueran básicamente las mismas, no obtendrás la mejor información de ellas. Se suele ver esto cuando un entrevistador no está muy familiarizado con el tema sobre el que hace las preguntas, por ejemplo, un periodista de medios convencional que entrevista a un jugador de poker sobre el juego. Es posible que haga suposiciones sobre el poker y el tipo de personas que lo juegan. Si no puede hacer caso omiso a sus preconceptos para conocer realmente a la persona que entrevista, se tratará de un segmento básico, bastante aburrido; ¿alguien con manos iniciales favoritas?
Me di cuenta bastante rápido de que con las mismas preguntas no siempre se obtienen las mismas respuestas tampoco. Los jugadores de poker suelen adaptar de manera inconsciente sus respuestas a lo que piensan que el periodista puede comprender (no lo que la audiencia podría comprender), por lo que conocer el tema e ir un poco más en detalle, por lo general, lleva a respuestas más interesantes.
Lo personal es siempre más interesante, además de ser más sincero.
Un consejo que me dieron cuando comencé en la televisión era tratar a la cámara como una persona. No cualquier humano genérico, sino una persona específica que conoces y con la que disfrutas hablar. Me fue fácil imaginar a mi mamá sentada detrás de la cámara, escuchándome contar una historia sobre un jugador o mirándome entrevistar a uno. Personalizar la audiencia hizo que mi cadencia fuera más normal y conversacional, e hizo que mi voz no sonara poco natural y estudiada.
Si entrevistaba a alguien, en lugar de escribir una lista fija de preguntas de antemano y limitarme a ese guion, era mejor si realmente me tomaba el tiempo para realmente escuchar sus respuestas. Cuando mi mente estaba ocupada con lo que iba a decir en vez de lo que realmente los demás estaban diciendo, siempre nos quedábamos en la superficie.
En el poker, es muy parecido. Debemos intentar entender a nuestros oponentes en cierto nivel. No son solo un grupo de personas sin rostro; son individuos con diferentes motivaciones, debilidades y habilidades. Durante la primera hora más o menos en una mesa nueva, intenta ver cuánto puedes conocer sobre las personas. ¿Con qué frecuencia se abren? ¿Qué manos muestran? ¿Les gusta hablar? No distraigas a la mesa con una charla sin parar de historias y preguntas, sino tantea el terreno y, lo más importante, mantente atento a cualquier cosa que puedas escuchar.
Dale carácter personal.
No lo hagas tan personal
Sé lo que acabo de decir, pero, por favor, no lo hagas tan personal.
Uno de mis grandes puntos débiles en el poker al comienzo era cuando sentía que me estaban ganando. Esa horrible sensación de sentirme superada me volvía loca y me desanimaba tanto que afectaba mi juego. Odiaba jugar mal, pero cuando estás aprendiendo algo nuevo (y en el poker, a menudo, estamos aprendiendo algo nuevo), la cruda verdad es que vamos a cometer errores.
Cuando cometer errores se vuelve algo horrible y temible, es más fácil simplemente quedarse en la zona de confort donde es cómodo y seguro, en lugar de intentar eso extraño y nuevo que nos causa malestar. Soy un convencido de la idea de que, si no cometo errores, entonces no me estoy esforzando lo suficiente. Y si no me estoy esforzando lo suficiente, me estoy estancando.
Esto es así en la televisión como en el poker. Los errores son frecuentes. Puedo verlos cuando miro de nuevo mi grabación, aunque otros quizás no detecten algunos de ellos. Un pequeño problema con el tiempo aquí, un trastabilleo verbal allí, una mala pregunta, el encuadre incorrecto: estas son cosas que pasan en la televisión en vivo todo el tiempo. Si me castigo por todos los pequeños errores, no creo que pueda hacer mi trabajo con eficacia.
En un momento, SÍ me reprochaba todos los pequeños errores. Me preparaba y preparaba, y volvía a preparar, hasta el punto donde uno de mis productores me dijo que pensaba que estaba dañando mi trabajo. Me dijo que valoraba mi ética profesional, pero que, en ocasiones, solo debía intentar improvisar. Estaba sorprendida y aterrada por la idea. Sin embargo, como era de esperar, estaba en lo cierto. Me volví mucho más suelta y coloquial en mis informes cuando no memorizaba todo, palabra por palabra.
Tenía que poder aceptar mis errores como elementos clave para mejorar, tanto en el poker como en mi carrera televisiva, en lugar de ser señales de fracaso. Si no hubiera encontrado una manera de hacer eso, nunca hubiera llegado a ningún lugar con ninguno. Ponte a prueba en algunas ocasiones. Sobrepasa tu límite. Prepárate para fracasar porque fuiste audaz. Es difícil saber cuán lejos puedes llegar hasta que te esfuerzas más de lo que crees poder esforzarte. Sí, estos son todos clichés ridículos, pero es verdad.
Todavía me resulta difícil esta lección. No me gusta que me corrijan. Odio hacer algo que podría mejorarse si se hiciera otras 1.000 veces. Me hace sentir un fracaso a veces cuando lo hago mal. Pero lo supero porque todos podemos mejorar, todo el tiempo. Definitivamente vi cuánto se estancó (y seamos honestos, degeneró) mi juego de poker cuando dejé de poder jugar poker en línea debido a restricciones legales en los diferentes países donde vivía. Mi juego no está ni cerca de lo que me gustaría que esté y, si va a mejorar, necesito aceptarlo, probar y equivocarme muchas veces hasta que lo haga bien.
El fracaso es totalmente una opción; no es solo el final.
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